21 de septiembre de 2013

rutine bites hard.

  Empezar la rutina trae, como siempre, sus cosas buenas y malas. Pero aunque parezca raro, para mí, ha traído más cosas buenas de las que esperaba. Al principio me ha costado un poco el pasar de tener todo un día para hacer cosas a tener solo medio. Esta claro que solo si tienes mucho, mucho, mucho dinero podrías en un futuro permitirte estar de vacaciones todo el tiempo, y como ese no es mi caso, creo que acostumbrarme a que voy a tener que dedicar varias horas al día a estudiar o trabajar, es bueno.
   Para mí, volver a ir a clase me ha devuelto a la realidad, a darme cuenta de que este año es el último, que tengo que decidir si voy a la universidad, si trabajo o que haré. No os voy a aburrir contándoos mis proyectos personales -que son más confusos que la vista de un miope nada más levantarse-, solo deciros que el establecer un orden en tu vida ayuda mucho a ver las cosas con perspectiva.
   
   Uno de mis profesores dijo una vez que todo eso que quieres hacer y no haces porque piensas que es difícil, pues no lo es, es simplemente imposible. ¿Imposible? Si, es imposible porque no lo intentas.